sábado, 4 de enero de 2014

KUKULI: EL OSO RAPTOR O EL ORIGEN DE UN FILM ANDINO

EL MITO DEL OSO raptor o Ukuku, recopilado por el folklorista Efraín Morote Best[1], es tomado para dar origen a la primera película peruana de corte andino. Morote Best, que ha dedicado su vida a recoger en diferentes zonas del país las diversas versiones de cuentos sobre el cóndor, el zorro, el ratón, da la idea primigenia con su estudio del oso para que Hernán Velarde, César Villanueva y Luis Figueroa desarrollen la historia de Kukuli. La película gira alrededor de una joven pastora –encarnada por la hermana de Figueroa, Judith– que va a la fiesta de la Mamacha Carmen, en el pueblo de Paucartambo, y es en el trayecto seducida por Alako, un campesino de la zona, con quien entra en convivencia, y luego es tomada a la fuerza por el Ukuku, oso raptor de jóvenes bonitas, el que posteriormente es muerto tras el trágico fin de la protagonista. Cuenta Figueroa que introdujeron el personaje del Ukuku como parte de la festividad de Paucartambo; licencia que se tomaron porque –según sostuvo el cineasta– en el cine “no vamos a ser tan rígidos”[2]. Expresión que trae a colación las relaciones entre el cine y la literatura, aunque en este caso se trate de la adaptación de un mito recogido de la tradición oral andina.
Kukuli (1960) que fue considerada casi fundadora del cine peruano[3]y de lo que nosotros podríamos llamar cine indigenista[4], tuvo como principal mérito tomar por primera vez la voz quechua e intentar expresar el mundo andino desde adentro. Supo, según un crítico, “explotar sin pausa las virtudes fotogénicas del cielo serrano”[5]. Y como demérito, según otros –Desiderio Blanco, I. León Frías, Pablo Guevara[6]–, una cierta visión limpia e ingenua donde “lo folklórico no supera el nivel de lo pintoresco”[7].
De cualquier forma, Figueroa, Nishiyama y Villanueva en este primer film andino –del que se dijo días antes de su estreno en el cine Le París del centro de Lima, que no soportaría “más de tres días, eso está bien para serranos”[8]– dieron mayoría de edad a un cine que pujaba por hacerse conocer y que vio en sus iniciadores, los epígonos de la Escuela Cuzqueña, una vía de escape inicial para exponer sus paisajes, presentar sus fiestas y mostrar su referente a un amplio público que por aquellos años comenzaba a invadir la capital con sus chullos, ojotas, polleras multicolores, en lo que llamó un connotado sociólogo “el desborde popular”.

Notas


[1] Se pueden confrontar las múltiples versiones de este mito de los andes peruanos en Efraín Morote Best, Aldeas sumergidas. Cultura popular y sociedad en los Andes, Cusco, Centro de Estudios Rurales Andinos Bartolomé de las Casas, diciembre de 1988, pp. 179-240.
[2] Ver entrevista de Irela Nuñez del Pozo a Luis Figueroa, en Giancarlo Carbone, El cine en el Perú: 1950-1972. Testimonios, Lima, Universidad de Lima, 1993, p. 122.
[3] Pablo Guevara no piensa lo mismo. Él ha expresado: “Kukuli, que es una película que siempre me ha gustado mucho (...) no puede fundar una cinematografía”. Ibíd., p. 209.
[4] El crítico Isaac León Frías, en su momento escribió que tanto Kukuli como Jarawi no llegaron “a configurar un movimiento indigenista en el cine, similar al que existió en los campos de la literatura, la música y la pintura en las primeras décadas de este siglo”, añadiendo, sin embargo, que las dos “dieron su aporte a esa tradición.” Ver “Hacia una historia del cine peruano”, en El cine peruano visto por críticos y realizadores, Balmes Lozano (compilador), Cinemateca de Lima, noviembre de 1989, p. 30.
[5] Ver Ricardo Bedoya, 100 años de cine en el Perú, Lima, Universidad de Lima-Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1992, p. 150.
[6] Blanco, León Frías, Guevara, “El realizador frente a su obra”, en “Hacia una historia…”, p. 50.
[7] César Lévano, un admirador del cine cuzqueño, ha expresado sobre Kukuli lo siguiente: “En su día, los críticos de “Hablemos de cine” le reprocharon exceso de folklorismo. Quienes hemos tenido el privilegio de verla en Europa, no podemos coincidir con este dictamen estetizante”. Ver César Lévano, “De Kukuli a Túpac Amaru”, en La República, Lima, 1 de julio de 1984.
[8] Ver entrevista de Irela Nuñez a Luis Figueroa, en El cine en el Perú: 1950-1972, p. 126.

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