jueves, 7 de octubre de 2010

LOS 14 MINUTOS DE MARIO VARGAS LLOSA, Nobel de Literatura

EL TELÉFONO SONÓ en horas de la madrugada. El timbrazo lo despertó mientras estaba trabajando. Cuando contestó pensó que era una broma. Le dijeron que dentro de 14 minutos se conectara a Internet o al televisor, que la Academia Sueca le había otorgado el Premio Nobel de Literatura de este año. Él, en ese instante, pensó en sus hijos, Alvaro, Gonzalo y Morgana, dispersos en diferentes partes del mundo y pensó en llamarlos. Pero su esposa Patricia lo detuvo, que era mejor que esperara y recordó en ese instante que hacía algunos años a un escritor europeo, Alberto Moravia, le habían jugado una broma pesada de ese tipo. Recordaría en esos minutos lo que en alguna oportunidad le había confesado a un periodista: que había conocido escritores que habían organizado sus vidas en función de obtener el premio Nobel y habían empobrecido su literatura, así que decidió esperar con calma. La primera vez que había sonado su nombre como serio aspirante al Nobel de Literatura fue en 1981 cuando publicó La Guerra del Fin del Mundo, pero no sucedió nada. Al año siguiente tuvo que ver a Gabriel García Márquez, a quien años atrás le había tirado un puñete, obtenerlo por Cien Años de Soledad. Pasaban los años y su nombre figuraba en la lista de eternos candidatos. Vio obtenerlo al alemán Gunter Grass, con quien tuvo una fuerte polémica en un Congreso de Escritores por el calificativo de “cortesana” que le endilgó a García Márquez, a Darío Fo, Octavio Paz, entre otros, pero el premio no llegaba para él. Kenzaburo Oe, otro premio Nobel, dijo en alguna oportunidad que Vargas Llosa lo merecía. Pasaban los minutos y cuando llegó el minuto 14, lo supo a través de las agencias de prensa que rebotaron la noticia por todo el mundo, que “el escritor peruano Mario Vargas Llosa había obtenido el premio Nobel”. Por su mente, quizás, pasaron el Zavalita de Conversación en la Catedral, el Poeta y el Esclavo de la Ciudad y los perros, la Mechita de Lituma en los Andes, Fushia de La Casa Verde, personajes que poblaron y dieron vida a sus novelas. Vargas Llosa, horas después, declararía a un periodista peruano que se encontraba muy conmovido y que su casa era un loquerío. No era para menos. Vargas Llosa debió esperar muchos años para obtener tan ansiado galardón y 14 largos minutos que quedarán como registro inolvidable en su prodigiosa memoria.

Freddy Molina Casusol
Lima, 7 de octubre de 2010

Crédito de la foto: http://www.elreferente.es/cultura/vargas-llosa-el-nobel-reconoce-al-idioma-espanol-10283

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