sábado, 18 de febrero de 2023

CRUCE DE PALABRAS

SE PELEA como Georgette, la viuda de Vallejo, lo solía hacer con todos los que se osaban a tomar un poco de la gloria del poeta. Empero, Alfredo Vanini es una persona valiosa, talentosa, cuando el ying y no el exceso de yang gobierna su vida. Por los años noventa, ese interés –autodidacta– por el cine, el arte y la cultura tuvo un espacio en La República. Era usual encontrarse los domingos en el suplemento del diario con una entrevista suya inteligente, acuciosa y bastante bien informada. Alfredo destacaba en un medio tan reducido como es el cultural. De toda la ráfaga de careos que Alfredo perpetró, él ha escogido un puñado para que alcancen cierta inmortalidad en ese artefacto que se resiste a desaparecer y que un día el buen Gutenberg echó a andar por las calles: el libro. No tenemos una tradición de libros de entrevistas destacados. Tenemos el de Hildebrandt (Cambio de palabras), Lévano (Diálogos con la historia) o Rabi (Animales literarios). El de Vanini tiene cierta consistencia, densidad, solo para conocedores. Por otra parte, toda selección es una arbitrariedad. Y Cruce de palabras (Benvenuto Editores, 2016) no es una excepción. De todas las entrevistas (sin ir en desmedro de las otras) la que más recuerdo con nitidez (por un defecto de formación) es la hecha a Ricardo Bedoya (en dos entregas). La más destacada quizás sea la dedicada a Ruggiero Romano (pero la de Nelson Manrique, donde el concepto de indio y el racismo son motivos de reflexión, es muy esclarecedora y vigente para el momento actual), siendo la concertada con el arquitecto Enrique Ciriani bastante interesante. Y la más picante, la planteada a la crítica de arte de Le Nouvel Observateur, Catherine David. Vanini las ha dividido acertadamente en nueve estaciones –el número de los círculos de Dante–. Las preguntas colocadas revelan la preocupación del entrevistador por conocer la trayectoria de su entrevistado para así, si se lo puede llamar de esta forma, “embestirlo” bien. Fotografía, literatura, arte y cultura en un libro de formato pequeño que merece ser (re) leído.

LA GRAN USURPACIÓN

ME CAÍA muy mal Omar Chehade, exvicepresidente de Humala, pensaba que era un traidor por salir a atacar al expresidente y a su mujer, la señ...