miércoles, 23 de junio de 2010

SENDERO SE PASEA EN SAN MARCOS

Durante la última semana la opinión pública, a través de los medios de comunicación, se ha visto sorprendida con la presencia de Sendero Luminoso en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Conferencias del abogado de Abimael Guzmán y marchas dentro del campus universitario solicitando la liberación de éste, a vista y paciencia de las autoridades, han colmado la paciencia del gobierno que ha salido a decir que ingresará manu militari a los claustros universitarios.

La última vez que se vio desfilando a Sendero en San Marcos, debe haber sido a finales de los ochenta. Por esas fechas los seguidores de Guzmán organizaban concurridos actos de conmemoración en el llamado Bosquecito de Letras. Precisamente en este lugar, hace 22 años, montaron un estrado y extendieron una gigantesca banderola roja al costado del pabellón de Economía, para celebrar el Día de la Heroicidad, fecha señalada en su efemérides para recordar la matanza en los penales de El Frontón y Lurigancho, sin que autoridad alguna osara detenerlos.

Algunas voces dentro de la comunidad universitaria han señalado que se está exagerando y que los senderistas allí filmados marchando por los pabellones de Sociales y Letras –al cual los propios estudiantes impidieron ingresar– no pasan de 30 o 50 pero no más de 80. La cifra no es lo importante, lo que importa saber es quién permitió dicha marcha, sobre todo cuando durante años la universidad ha tenido que cargar con el sambenito de “terrorista”, adjetivo con el cual era calificada.

Sendero, por otra parte, tiene el derecho de reintegrarse a la vida democrática, siempre y cuando abjure de su ideología violentista y pida perdón por el daño hecho a miles de familias por su actuar manchado de sangre. Creer que lo más saludable es impedir que participe en elecciones nacionales, regionales o vecinales, es confinarlos al ostracismo y que vuelvan a lo anterior. Hay que recordar que ex guerrilleros del Movimiento M-19 en Colombia se reintegraron a la vida política de su país e incluso participaron en comicios electorales.

Que Sendero utilice el campus de la universidad para hacer labor proselitista a favor de la liberación de su líder preso, es censurable. Pero más censurable es la negligencia de las autoridades –encargadas de velar por su buen funcionamiento– que no han tomado las medidas necesarias para poner freno a este tipo de manifestaciones que tanto daño hacen a su imagen.

San Marcos, como toda universidad que se precie en fomentar el debate de ideas, debe observar bien a quien abre sus puertas. No todos los que se acercan a ella creen en las virtudes de la democracia para resolver las diferencias. Existen todavía expresiones políticas como las de Sendero –que no se han redimido todavía con la sociedad– que la asechan. Su deber es mantenerse alerta para no ser sorprendida en sus nobles intenciones y ser a la luz pública lo que en sus mejores épocas fue: faro de la intelectualidad del país.

Freddy Molina Casusol
Lima, 23 de junio de 2010

Crédito de la foto: http://universidadyviolenciapolitica.blogspot.com/

Sobre San Marcos en los ochenta el lector puede leer "San Marcos en los ochenta. La lección que nunca se olvida" de Mario Munive




1 comentario:

Dylan Forrester dijo...

Indignante que a estas alturas algunos trasnochados se atrevan a realizar semejante escarnio al país. Todo esto amerita una profunda investigación. Lo mínimo sería no solo la cabeza del rector sino de otras autoridades implicadas, coautores de esta solapada complicidad.

Saludos.

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