ME HE ENTERADO –con un atraso de casi 2 años– que el afiche del film Diario de una ninfómana –basado en el libro del mismo nombre de Valerie Tasso– ha sido censurado en los autobuses de Madrid. ¿Y por qué? Por mostrar el vientre y los muslos de una chica en bragas –así llaman en España, donde ha ocurrido el hecho, a esta prenda inferior femenina–. Esto ha escandalizado a los censores, quienes pretextando que en el afiche no se podía leer la advertencia –según informa el diario El País– de que el film no era apto para menores de 13 años, han dificultado su divulgación. Si eso esto pasando allá, en Europa, donde ya se creía superadas las barreras de la homofobia y ya se permite las uniones gays, como será acá que todavía estamos empezando a discutir el tema. Esto que ha ocurrido en la península ibérica no ha merecido ningún comentario de las defensoras locales de los derechos sexuales de las mujeres. ¿No era que hablábamos de la liberación femenina? ¿No era que la mujer es dueña de su cuerpo y puede hacer lo quiera con él? ¿O es que la prostitución todavía debe ser perseguida, estigmatizada, anatemizada de por vida? ¿No se había avanzado ya en el tema? ¿O es que aún se piensa –arcaicamente– que el film forma parte de una visión masculina del mundo, coludida con la explotación de la mujer a través del sexo? Belén Fabra, la actriz del film, tiene razón al decir que la película ha sido hecha “estéticamente, sin caer en la vulgaridad”. Eso es cierto. Tuve la oportunidad, como muchos tantos, de verla en una versión pirata, y puedo afirmar, sin caer en la hipérbole, que es una película muy bien lograda, cuidadosa en el manejo de las imágenes y nada ofensiva con la condición de la mujer; por el contrario, trata de su liberación, de una búsqueda existencial que ha tenido como vehículo el sexo. Que gentes allá en España –quizás algún rezago del franquismo decimonónico– donde se ha visto películas sin escandalizarse como Historia de O, Emmanuelle, El Imperio de los sentidos y otras tantas como, por ejemplo, las de Tinto Bras, se escarapelen por un afiche –que eso sí tiene mucha carga erótica al aparecer la mano de la chica tocándose el pubis, pero que en ningún caso es mostrada de manera grotesca– debe ser motivo de alerta: dice que hay conservadores camuflados en la industria cinematográfica, listos a decir lo que deben ver los espectadores. Una forma de dictadura visual que se debe impedir en nombre de la libertad. Algo simplemente inaceptable.
Freddy Molina Casusol
Lima, 23 de julio de 2010
Ver más:
http://www.elpais.com/articulo/espana/Diario/ninfomana/estara/marquesinas/elpepuesp/20081014elpepunac_17/Tes
viernes, 23 de julio de 2010
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1 comentario:
Interesante reflexión, pero y qué de los "liberales" camuflados, listos para decirnos lo que sí debemos de ver los espectadores. No es acaso otra manera de dictadura visual que debemos impedir en nombre de una supuesta libertad, de un seudoarte esclavo del libertinaje, la lascivia y el desenfreno sexual. Algo simplemente inaceptable.
Saludos.
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