viernes, 27 de agosto de 2010

EL PERIODISMO DE “EL FRANCOTIRADOR”

PRIMERO FUE CON EL HIJO de Salinas Sedo, Jaime Salinas Jr. Bayly, tratando de demostrar que lo que había afirmado respecto a Lourdes Flores era cierto –en cuanto a que ésta había tenido, por decirlo de alguna manera, una “relación impropia” con el general Salazar Monroe, al fingir defender los intereses de las hijas de éste en contra de aquel–, no tuvo el menor empacho de mostrar el contenido de un correo electrónico que le había dirigido Salinas Jr., en el que éste le expresaba su decepción por la actitud de la lideresa de Unidad Nacional, quien, al interior del comando de campaña, había confesado que en alguna oportunidad había asumido la asesoría legal de las cuñadas de Salazar, el general que había intentado matar a su padre, el general Salinas Sedo, durante el fallido intento de un grupo de militares por recuperar la democracia el año 92.

Bayly, posteriormente, tuvo que retroceder, pues no podía demostrar que Salinas Jr. había escrito ese correo, lo cual le hubiera acarreado serios problemas judiciales. Pero el daño ya estaba hecho.

Luego ha sido Beto Ortiz –con quien tiene una no muy reciente inquina, desde la época en que éste atacó la novela de su amiga/novia Silvia Nuñez del Arco, Lo que otros no ven (incidente que hay que señalar Bayly no provocó, sino el propio Ortiz)–, quien torpemente le cuestionó la adquisición de dos departamentos en una zona exclusiva de San Isidro, cuyo valor bordea el millón de dólares, dinero que, para Ortiz, hubiera sido mejor emplear para “solucionar la pobreza de varias provincias del Perú”.

La defensa de “El Francotirador” en este último punto fue impecable, pues nadie puede indicarle a uno lo que tiene que hacer con su dinero, como tampoco le corresponde a éste resolver los problemas de la pobreza en el país, pues esa es una labor del Estado. Además, Ortiz era el menos indicado para hacerle ese pedido: años atrás había invertido trescientos cincuenta mil dólares en la inauguración de una discoteca gay en Iquitos, suma que tranquilamente, siguiendo su misma lógica, hubiera servido para aliviar la pobreza de otras tantas provincias del Perú.

Pero en lo que está equivocado Bayly es en el haber utilizado el arma del chantaje mediático dirigida en contra de Ernesto Schütz-Freundt, administrador e hijo del dueño del canal, Ernesto Schütz Landazuri, con la exhibición pública de sus bienes –de él y de su padre– en Las Bahamas y Suiza respectivamente, para ocasionar la salida de Ortiz de Panamericana.

El mensaje fue más o menos el siguiente:

“Oye, Ernestito Schütz-Freundt, mi amigo –o ex amigo–, tú que has comido en mi casa lo que te ha servido mi mujer Sandrita, tú que te has comprado uno de los mejores hoteles en las Bahamas y que tienes como padre al prófugo de la justicia peruana, Ernesto Schütz Landazuri, quien a su vez se ha construido un hotel con vista al lago en la zona italiana de Suiza, si no callas a Ortiz, porque habla mal de mí en tu canal, voy a mostrar en “El Francotirador” todos tus bienes y demostrar que no eres tan insolvente como pretendes presentarte para eludir el pago de varios millones de dólares que tiene como deuda Panamericana a la Sunat. ¿Cómo hacemos? ¿Lo callas o continuo?”.

Obviamente, Ernesto Schütz no lo pensó dos veces y, desde las Bahamas, llamó a Federico Anchorena, su representante en Lima, para decirle que Ortiz no va más, cediendo al chantaje de Bayly y así no ver afectados sus intereses empresariales (que de nada le ha servido, pues el gobierno peruano ha autorizado a la Fiscalía suiza que investigue a Schütz Landazuri por recibir dinero de Montesinos).

Esto es, pues, a nuestro juicio, un atentado contra la libertad de expresión, cometido por un periodista contra otro periodista. En EE.UU, país del cual Jaime Bayly es también ciudadano, Ortiz hubiera sido protegido por la Primera Enmienda. ¿Qué dice, básicamente, la Primera Enmienda? Dice que no se puede coartar la libertad de expresión. ¿En qué caso emblemático fue invocada? En el caso Hustler Magazine versus Falwall, cuando éste último –un pastor religioso– acusó al dueño de la revista Hustler de haberle provocado daño emocional al haber publicado en dicho medio una caricatura donde se le presentaba en relaciones incestuosas con su madre. El Tribunal Supremo de los EE.UU. dictaminó que la prensa tenía el derecho de burlarse de los personajes públicos, aun cuando estas burlas fueran ultrajantes y causaran “angustia emocional”. Es decir, se superpuso el derecho a la libertad de expresión al daño psicológico que se podría infligir a una persona pública debido a una información maliciosa. Porque como decía la sentencia, reproducida en la película The People vs Larry Flint (1996): “El alma de la Primera Enmienda recoge el libre flujo de ideas. La libertad de poder expresarse es un aspecto de la libertad. Es esencial para buscar la verdad y la vitalidad de la sociedad. Muchos asuntos no admirables están protegidos por ella”. Pero como estamos en el Perú, el asunto Ortiz ha sido resuelto entre señoritos de narices respingadas que, llamándose entre sí, han puesto orden en sus feudos. Un claro ejemplo de cómo se manejan todavía ciertos problemas en el país.

En conclusión, el periodismo que hace Jaime Bayly es un tipo de periodismo que podría llamarse, sin exagerar un ápice, de “infidencia”. Un tipo de periodismo que de haberse ejercido en el caso Watergate hubiera entregado a la opinión pública los nombres y apellidos de “Garganta Profunda” si lo estimaba conveniente, violando así uno de los preceptos del periodismo: el de mantener en reserva la identidad de la fuente.

Por último, a Jaime Bayly, “El Francotirador”, le calza ya muy bien lo que dijo en alguna oportunidad Mario Vargas Llosa sobre él: que es un “payaso”.

Freddy Molina Casusol
Lima, 27 de agosto de 2010

Crédito de la imagen: Carátula del Suplemento "Domingo" de La República. Lima, 4 de julio de 2010

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