sábado, 19 de marzo de 2016

UNA NOVELA BREVE

La prosa de Selenco es suave, sutil, como un susurro, parece una pluma pasada por la oreja del lector. Vega gusta construir su edificio de palabras con precisión, sin rugosidades y sin mayores sobresaltos; en su escritura lisa, llana, en el calculado control sobre sus personajes, hay una invitación para seguirlo en su peregrinaje narrativo.

En esta oportunidad, el escritor hace uso de la segunda persona gramatical para hurgar en la intimidad del protagonista (Ernesto –que podría ser él mismo disfrazado–).

Ese tipo de artilugios ha sido explorado por Carlos Fuentes en su excepcional La muerte de Artemio Cruz. Fuentes utiliza alternativamente el Yo, el Tú y el Él; en cambio, Selenco Vega experimenta con lo segundo.

En Segunda Persona, se presencia a un aplicado discípulo de Flaubert (al menos así lo veo); invisibiliza al productor de las palabras y hace que la historia viva por su cuenta.

Después de Orquídeas en el Paraíso de Enrique Planas, no había tenido la oportunidad de repasar una buena novela breve. Con ese influjo poético que le viene de Reinos que declinan (2001), Selenco Vega nos ha regalado un instante de su mejor literatura.

Freddy Molina Casusol
Lima, 19 de marzo del 2016

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