Combinación de “sexo” y “biografía”: Sexografías. Ese es el nombre que escogió Gabriela Wiener para este libro. Ella no aspira a convertirse con éste en una versión criolla de Alessandra Rampolla. Nada de eso. La Wiener aspira, tal vez, a ser nuestra Valérie Tasso –no la del Diario de una ninfómana, sino la de El otro lado del sexo–, desmenuzando los secretos de alcoba de las parejas homosexuales y heterosexuales. En estos reportajes que ha dado forma de libro ha entrevistado a Nacho Vidal, famoso actor porno español que eyaculó a sus pies (luego de mostrarle la mata de su vello púbico); a la temible Lady Monique de Nemours –retratada también por Tasso–, mistress dominadora de hombres, que flageló en público sus nalgas –lo cual pareció gustarle–; a Badani, que le enseñó que si una mujer no se moja allí abajo luego de cimbrear las caderas en una sensual danza árabe, es que no lo ha hecho bien. Y así por el estilo, Gabriela Wiener ha hecho un fresco de algunos personajes y escenarios que forman parte de la farándula del sexo. Ha tenido a unos cuantos centímetros a Rocco Siffredi, toda una autoridad en el arte de hacer gemir a una mujer en la cama; a un prontuariado delincuente en el penal de Lurigancho (que la hizo pasar por su novia y que para simular mejor el asunto la hizo bailar una salsa pegadita a él, en un pub instalado al interior de esta prisión); y el miembro de un gordito detrás de ella –y delante de su novio– en un conocido en un club swinger barcelonés. En todos estos relatos, salvo en alguno donde la sacaron a empellones –de un night club limeño– por quedarse paralizada en la barra al intentar emular a Demi Moore en Striptease, Gabriela Wiener ha caído bien parada. Dueña de un estilo libertino y provocador, procedente del llamado periodismo “gonzo” –aquel que se alimenta de la carroña de la sociedad y privilegia en la mesa de redacción lo subjetivo sobre lo objetivo en una nota periodística– la Wiener ha hecho de Sexografías –reunión de crónicas publicadas por aquí y por allá– un libro encantador; un libro que se lee con cierto placer mórbido y que ya es un referente escrito para cierto tipo de mujeres que viven una sexualidad sin prejuicios. Libro, hecho, pues, por una femina que tiene al diablo entre las piernas y que no tiene ningún temor de mostrar lo que hay debajo de su falda para deleite de algunos hombres que se sienten atraídos, también, por lo prohibido.Freddy Molina Casusol
Lima, 9 de enero de 2011
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