lunes, 10 de enero de 2011

LAS “SEXOGRAFÍAS” DE GABRIELA WIENER

Combinación de “sexo” y “biografía”: Sexografías. Ese es el nombre que escogió Gabriela Wiener para este libro. Ella no aspira a convertirse con éste en una versión criolla de Alessandra Rampolla. Nada de eso. La Wiener aspira, tal vez, a ser nuestra Valérie Tasso –no la del Diario de una ninfómana, sino la de El otro lado del sexo–, desmenuzando los secretos de alcoba de las parejas homosexuales y heterosexuales. En estos reportajes que ha dado forma de libro ha entrevistado a Nacho Vidal, famoso actor porno español que eyaculó a sus pies (luego de mostrarle la mata de su vello púbico); a la temible Lady Monique de Nemours –retratada también por Tasso–, mistress dominadora de hombres, que flageló en público sus nalgas –lo cual pareció gustarle–; a Badani, que le enseñó que si una mujer no se moja allí abajo luego de cimbrear las caderas en una sensual danza árabe, es que no lo ha hecho bien. Y así por el estilo, Gabriela Wiener ha hecho un fresco de algunos personajes y escenarios que forman parte de la farándula del sexo. Ha tenido a unos cuantos centímetros a Rocco Siffredi, toda una autoridad en el arte de hacer gemir a una mujer en la cama; a un prontuariado delincuente en el penal de Lurigancho (que la hizo pasar por su novia y que para simular mejor el asunto la hizo bailar una salsa pegadita a él, en un pub instalado al interior de esta prisión); y el miembro de un gordito detrás de ella –y delante de su novio– en un conocido en un club swinger barcelonés. En todos estos relatos, salvo en alguno donde la sacaron a empellones –de un night club limeño– por quedarse paralizada en la barra al intentar emular a Demi Moore en Striptease, Gabriela Wiener ha caído bien parada. Dueña de un estilo libertino y provocador, procedente del llamado periodismo “gonzo” –aquel que se alimenta de la carroña de la sociedad y privilegia en la mesa de redacción lo subjetivo sobre lo objetivo en una nota periodística– la Wiener ha hecho de Sexografías –reunión de crónicas publicadas por aquí y por allá– un libro encantador; un libro que se lee con cierto placer mórbido y que ya es un referente escrito para cierto tipo de mujeres que viven una sexualidad sin prejuicios. Libro, hecho, pues, por una femina que tiene al diablo entre las piernas y que no tiene ningún temor de mostrar lo que hay debajo de su falda para deleite de algunos hombres que se sienten atraídos, también, por lo prohibido.

Freddy Molina Casusol
Lima, 9 de enero de 2011

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