martes, 22 de julio de 2025

LA CIUDAD ACORRALADA

HAY tesis que salen de los estantes de las bibliotecas universitarias y se convierten en libros. Este ha sido el caso, en Antropología, de la tesis de Rodrigo Montoya, escrita en Francia y publicada por Mosca Azul Editores como Capitalismo y no capitalismo en el Perú; la de Arguedas, Las Comunidades de España y del Perú; la de Vargas Llosa en la Complutense de Madrid sobre García Márquez, y así otras tantas. Esta tesis, con un aparato teórico lo suficiente solvente para sustentarla, alcanza esa categoría, la del dominio público. Dynnik aborda un tema poco ahondado en los estudios de Sendero Luminoso: el de las motivaciones de los jóvenes de los ochenta y noventa para plegarse a un movimiento subversivo. A diferencia de otros trabajos donde se establecen elaboraciones teóricas de laboratorio para entender el fenómeno, este sustenta sus interrogantes en un trabajo de campo. El autor entrevista a una treintena de jóvenes que fueron de Sendero. Hay que recordar algunos trabajos precursores que anteceden su esfuerzo. Allí tenemos los de Carlos Iván Degregori, Gustavo Gorriti y Víctor Peralta que lo abordan desde distintos ángulos (y los artículos de Raúl Gonzáles, también). El de Dynnik tiene la dimensión de la novedad. El autor de La ciudad acorralada tuvo que pasar una serie de inconvenientes para hacer su investigación: visitar a los presos de SL en las prisiones y esperar su disponibilidad de tiempo, superar las desconfianzas iniciales e ir a otro centro de reclusión para obtener la autorización de una delegada, entre otras. El capítulo 2 tiene interesantes extractos de una entrevista hecha a Elena Iparraguirre sobre los orígenes de Sendero Luminoso. En él nos enteramos que, como buena parte de los partidos de izquierda, SL surge de un fraccionamiento de una rama mayor. Sale de PC-Bandera Roja, el cual a su vez se desgaja del tronco del PC-Unidad, comandado por Jorge del Prado. 

Asimismo, la entrevista a Iparraguirre da cuenta de ese proceso del cual surge la figura de Abimael Guzmán como encargado de la reconstitución del partido fundado por Mariátegui. Saturnino Paredes aparece en el trayecto como el personaje inicuo que tipifica al gobierno de Velasco de “reformista-nacionalista”, mientras el resto de sus camaradas del PC-Bandera lo tildaba de “fascista y corporativo”. La expulsión resolvió esta y otras disensiones ideológicas. 

Este capítulo recuerda una idea errónea de SL: que había encontrado el “equilibrio estratégico” y que estaba cerca de tomar el poder. Eso estaba muy lejos de ser cierto. 

Por esas fechas, finales de los ochenta e inicios de los noventa, si es cierto que alimentaban esa percepción con el incremento de atentados terroristas –que alcanzaron su punto de clímax en la capital con el atentado de Tarata en el centro de Miraflores–, los seguidores militarizados de Guzmán eran duramente golpeados por el accionar de las Fuerzas Armadas en los Andes. Incluso se cree que, debido a esto último, el autodenominado Presidente Gonzalo traslada el escenario de la guerra popular a la capital, lo cual, a la postre, significó su derrota total debido a la desconexión que existía entre la realidad y la ilusión de una victoria revolucionaria.

En cuanto a la metodología empleada podemos notar que el autor emplea la técnica de la entrevista y como instrumento un cuestionario de 41 preguntas de carácter abierto. Eso nos advierte del enfoque cualitativo que opta para su investigación, el cual le permite analizar la subjetividad del entrevistado y encontrar patrones para explicar su ingreso a Sendero. 

El capítulo 3 es el más denso, es el que contiene el núcleo de la investigación con la transcripción comentada de las entrevistas. Abarca casi la mitad del trabajo. 

En las primeras entrevistas se puede leer que Sendero canaliza la rebeldía de los jóvenes y su anhelo de justicia. La idea de pertenecer a un movimiento que buscaba la transformación social los atraía, el propósito de trascender, de formar parte de una historia mayor era seductor. También se puede apreciar que la pertenencia a un entorno familiar donde tíos universitarios había tenido militancia de izquierda y les daban discursos en el sentido de hacer la revolución, los preparó mentalmente para cuando les tocó ingresar a la organización senderista. (El autor habla de adoctrinamiento en una parte cuando comenta un testimonio.) Pero cuando se incorporaron a SL y les informaron a esos familiares, que involuntariamente incidieron en su decisión, estos hicieron reparos.

De otro lado, la tesis demuestra que en los años ochenta y noventa Sendero hacía trabajo político en las universidades públicas (entre ellas, San Marcos), captando estudiantes, quienes escalaban en la organización, primero, como simpatizantes hasta alcanzar la categoría de combatientes. 

Asimismo, Dynnik glosa un curioso artículo publicado por el periodista Gustavo Gorriti en The New York Times, en agosto de 1992, donde se plantea que “el PCP-SL era un fundamentalismo antidemocrático y cuyo crecimiento se gestó bajo el autoritarismo de Fujimori” (Nota 84, p. 147). 

(Gorriti debe referirse a las políticas de mercado implementadas durante el primer gobierno de Fujimori, rechazadas por la izquierda debido a que, a su juicio, habían incrementado las condiciones de pobreza de la población, el caldo de cultivo de la subversión.)

Al siguiente mes, el 12 de setiembre, Abimael Guzmán es capturado. La ciudad acorralada (IEP, 2021) es un libro que genera reflexiones sobre el tema de violencia. Se ha asegurado un lugar en los estudios del fenómeno senderista.

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