miércoles, 18 de mayo de 2011

"LA VIDA SEXUAL DEL CLERO" DE PEPE RODRÍGUEZ

Pepe Rodríguez no sólo es conocido por el libro Periodismo de investigación –una especie de manual que compite con otro del mismo nombre del colombiano Gerardo Reyes–, sino que durante los últimos muchos años se ha especializado en temas religiosos, sobre todo en aquellos de carácter espinoso para la Iglesia Católica.

Uno de ellos es La vida sexual del clero. En él, Rodríguez, aplicando su vasto conocimiento en investigación periodística, ha hecho un acopio de testimonios para dar a conocer al lector una verdad que a gritos reclama su revelación: las relaciones non santas de los curas en las iglesias bajo su control.

Si para un asiduo lector de las obras del Marqués de Sade, en las que se puede ver monjes y feligresas en situaciones libidinosas, esto podía sonar a exageración, y como producto de una mente afiebrada y perversa, en La vida sexual puede encontrar su confirmación.

Rodríguez denuncia la hipocresía de la Iglesia Católica, supuesta guardiana de la moral de la sociedad occidental, como encubridora y cómplice de conductas sexuales en las que incurren los sacerdotes ordenados por ella. Para superar esta situación, el autor pide –amparado en una interpretación de los Evangelios– que la Iglesia flexibilice su posición y permita que la naturaleza biológica del sacerdocio sea liberada del yugo castrante del celibato.

Rodríguez, en este punto, no tiene el menor temor de irse en contra de una de las figuras más respetadas de la Iglesia Católica, el papa Juan Pablo II –hace poco beatificado–, a quien acusa de “integrista” –léase fundamentalista– al haber negado en su pontificado que se unieran los conceptos de matrimonio y sacerdocio.

El desaparecido papa Wojtyla –señalado por el autor como un “habilísimo manipulador de masas”– es acusado de congelar 6.000 casos de dispensas a sacerdotes que estaban en trámite y de romper un listado alcanzado por la Congregación de la Doctrina de la Fe –más conocida en la Antigüedad como la Santa Inquisición–, institución a la que se presentó unos trescientos casos catalogados de “graves y urgentes” donde el sacerdote vivía en público concubinato y tenía hijos.

“La pretendida exaltación del celibato –sostiene Rodríguez– por el Señor citada en los versículos 19, 10 del Evangelio de San Mateo, se debe, con toda probabilidad, a una exégesis errónea de los mismos originada en una traducción incorrecta del texto griego (primera versión de su original hebreo), cometida al hacer su versión latina (Vulgata)”.

Para el autor de La vida sexual del clero no “existe la menor base evangélica para imponer un celibato obligatorio”.

Ahondando en otra parte del libro en sus críticas al desaparecido Papa Juan Pablo II, señala que éste, en el Sínodo de Roma de 1990 –de acuerdo al testimonio revelado por uno de los que participó en él, el cardenal de Fortaleza (Brasil), Aloisio Lorscheider–, habría ordenado como sacerdotes hombres casados. De lo que se desprende como conclusión que lo que se está haciendo en secreto, se vuelva ya una práctica institucionalizada en la Iglesia Católica..

Seguramente La vida sexual del clero de Pepe Rodríguez no va a ser un libro fácil de digerir para quienes asientan su fe en la Iglesia Cristiana Católica, Apostólica y Romana, pero otra cosa es vivir a espaldas de la realidad. Tal vez sea el momento que la Iglesia se sincere y no tome a mal los intentos modernizadores que discurren al interior de su seno. Lo contrario es someterse a la extinción –como viene ocurriendo en este momento con el abandono de las vocaciones sacerdotales–, una extinción que una feligresía con dos mil años de existencia difícilmente perdonará.

Freddy Molina Casusol
Lima, 17 de mayo de 2011

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