domingo, 21 de agosto de 2011

LOS "VEINTE POEMAS" Y UNA DECLARACIÓN DE AMOR

ESTA ES UNA de las más hermosas ediciones de los Veinte poemas de amor de Neruda. Publicada en la colección pequeña de Alianza Cien de Madrid en 1994, incluso llegó a ser “pirateada” en Lima. Hecha en papel ecológico, su delicadeza es insuperable. Competía –vanamente– con ella la de Oveja negra; pero los chicos –a decir por los testimonios de los libreros de la época– preferían la de Alianza, para regalar y “caerle” a las chicas con éxito. La carátula –con los corazones entrecruzados– encendía hasta el corazón más frío. Hay numerosos estudios sobre la poesía de Neruda, entre ellos el de Amado Alonso, Poesía y estilo de Pablo Neruda (Editorial Sudamericana, 1966), quien lo ausculta con detenimiento, pero ninguno puede traer a tierra ese sentimiento de nostalgia que llevan estos versos. Hoy esta edición de Alianza Cien es casi inhallable. Ya no ha sido vuelta a reeditar. Y eso es una lástima, porque la belleza y pulcritud de su presentación merecen una reimpresión. Tuve hace pocos días la suerte de encontrar un ejemplar en esa feria improvisada de libros que se ha hecho –al amparo de la nocturnidad y el descuido municipal limeño– en la avenida Alfonso Ugarte, a pocos metros del colegio Guadalupe. Años atrás había regalado los Veinte poemas en esta edición a varias chicas que me interesaron, y me quedé sin uno solo. El último lo sacrifiqué en 1997 en manos de una chica, quien no hace mucho, para sorpresa mía, cuando yo creía todo olvidado, había fotografiado y publicado la portada de poemario de Neruda en su página personal. Cuando le pregunté sobre si éste era el ejemplar que le había obsequiado, me dijo que sí y que además tenía una carta mía de esas fechas. Ahora ella está casada, pero aún recuerdo cómo mi corazón latía de amor por ella. Por eso le regalé ese ejemplar, porque sus ojos negros relampagueantes y su cabello azabache, eran merecedores de estos exaltados versos –sobre todo el poema veinte– como una tímida declaración de amor. Sobre Neftalí Reyes –Neruda– se ha escrito mucho. Es más, su segunda esposa, Matilde Urrutia, le ha dedicado un libro, Mi vida junto a Pablo Neruda (Seix Barral, 1987). También hay una película, Il postino (“El cartero”, 1995), pero de ésta mejor hablo en otro momento para no traicionar la intención poética de esta reseña.


Freddy Molina Casusol
Lima, 21 de agosto de 2011

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