LA DIFERENCIA entre un comunicador social y un periodista, es este libro. Mientras el segundo piensa en cómo “levantar” la noticia y buscar “la pepa” para “vender” su nota, el primero, sin perder de vista las argucias del oficio periodístico, reflexiona sobre el hecho noticioso y entrega un producto que trasciende la coyuntura. Puede ser un exceso decirlo, pero el comunicador social actúa con la razón y el periodista con las emociones. Luis Alberto Chávez empezó como periodista, pero a la hora de armar por el camino este libro en base a sus artículos de opinión, caviló como comunicador social. Qué gran diferencia con libros como el de Hildebrandt –La piedra en el zapato–, suma de odios y rencores, que propenden a que el lector tienda a ser subdesarrollado. Pero comparar a Chávez con Hildebrandt es otro exceso que nos permitimos, lo justo sería compararlo, por el afán de ponderación y la serenidad de sus juicios, con Alfredo Barnechea. La disparidad estriba en el mayor background de este último, pero el autor de Hechos y palabras, título de esta compilación, se defiende bien, lo hace bastante bien. El libro de Chávez también podría verse como un libro de nuestra historia no menos reciente, la del período 2006-2011 en que se ajusta. Repasar sus páginas es recordar con mediana exactitud lo que ocurrió en el gobierno de Toledo, a quien García, desde la oposición, buscaba desestabilizar, o evocar los antecedentes del diferendo marítimo con Chile; es decir, el autor logra conjugar una síntesis de periodismo e historia. Es normal, por otra parte, que haya dedicado un capítulo –de los siete que tiene este volumen– a la defensa del gobierno del líder de Perú Posible; lo anormal hubiera sido no hacerlo. Después de todo, ha sido su Secretario de Prensa. En todo caso, si los adversarios reclaman por el guiño, habría que convocar a un tocayo de Chávez, a Luis Alberto Sánchez. Él respondía, cuando se le criticaba la inclusión de Haya de la Torre en una de las entradas de su Literatura Peruana, que ya que sus enemigos lo silenciaban, a él le tocaba reconocerlo, o algo así. Hechos y palabras es un libro que merece muchos lectores, y de los buenos.
Freddy Molina Casusol
Lima, 10 de agosto del 2015
lunes, 10 de agosto de 2015
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