domingo, 12 de febrero de 2017

LA POLÉMICA DEL INDIGENISMO

Creo sinceramente que quien ganó la polémica del indigenismo, ocurrida a inicios del siglo pasado, fue Luis Alberto Sánchez. Y no es que a José Carlos Mariátegui le faltaran argumentos. Basta apreciar el desplazamiento conceptual de Mariátegui frente a tan temible rival como era Sánchez. Lo que pasaba, a mi juicio, es que el autor de los Siete ensayos otorgaba a su defensa del indio un toque ideológico que lo perdía a la hora de aterrizar la discusión. Han pasado muchos decenios de dicho enfrentamiento que se aireó en las páginas de la revista Amauta, y no he vuelto a leer, ni por casualidad, un debate de ideas de tal magnitud sobre un tema crucial del Perú contemporáneo. Decíamos que Luis Alberto Sánchez ganó el debate porque fue quien sostuvo que el futuro del país estaba en el mestizaje; en cambio, Mariátegui –insistiendo en la fórmula aparecida en su ensayo sobre el problema de la tierra– creía que su salvación recaía en el indio. Este legado, por cierto, no era negado por Sánchez, pero él creía inequívocamente que era importante recoger la totalidad de experiencias culturales que nos identificaran como nación. La certeza de Sánchez –la de un Perú mestizo– se ve corroborada en la actualidad en las expresiones culturales del nuevo habitante de la capital que toma, a través de la música, el legado andino y oriental. El rostro del nuevo poblador de la ciudad es mestizo, y ya hay una aceptación del pasado andino pero fusionado con los legados provenientes de la costa norteña y la Amazonía, las que hacen pensar que, aunque dificultosamente, la peruanidad ya está en proceso de construcción. La polémica del indigenismo fue muy instructiva porque permitió problematizar un país balbuceante; lástima que no se haya vuelto repetir con otros actores. Sin embargo, allí están los esfuerzos pioneros de Matos Mar sobre las barriadas de los cincuenta, cuyos protagonistas iniciaron el lento proceso de conquista cultural de la Lima oligárquica. O los de Hernando de Soto, desde otra perspectiva. Sobra decir que en estos tiempos en los que parece irse sin derrotero a la vista, la polémica entre Sánchez y Mariátegui puede servir aún para indicarnos hacia dónde vamos. Su relectura nos podría dar nuevas luces.

Freddy Molina Casusol
Lima, 12 de febrero del 2017

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