lunes, 19 de septiembre de 2016

AMBELAIN O UNA DISTINTA LECTURA DE LA BIBLIA

UNO puede confrontar con su Biblia y preguntar, por ejemplo: ¿Tuvo Jesús hermanos? La respuesta en dos de las versiones más concurridas del libro sagrado del cristianismo –la de los Testigos de Jehová y la de Jerusalén– es la misma: sí, los tuvo. Dicho de otra forma: ¿Fue Jesús hijo único de María? Robert Ambelain, muy avisado, cruza versículos de la Biblia (Marcos 3, 31-35; Lucas 8, 19-21 y Juan 7, 5) y demuestra que Jesucristo no llegó al mundo solo, es decir que María, su madre, “conoció hombre” y le dio hermanos. En los citados versículos inequívocamente se habla de hermanos –el Diccionario de la Biblia de Browning trata de salvar la situación al anotar, aludiendo a la traducción de las Santas Escrituras del hebreo al griego, que se podían considerar “primos”[1]–. Claro, esto, ni remotamente lo va admitir una persona dominada por la fe. ¿Acaso no nos han enseñado que Jesús fue hijo de Dios, concebido en una virgen por el Espíritu Santo? Y siendo esto así, ¿un hombre podría “conocer” a la madre de Jesús, luego de que el cuerpo de esta ha sido tocado por el Espíritu Santo?

Pero hay más revelaciones. Pregunta: ¿Quién fue el que entregó a Jesús a los romanos por treinta monedas? Todos lo sabemos, Judas Iscariote. ¿Y quién fue su padre? Lo dice la Biblia: Judas era hijo de Simón Iscariote (Juan 6, 70). Ahora bien, Ambelain, convocando al historiador Flavio Josefo –en La guerra de los judíos y Antigüedades judías–, recuerda que la palabra zelote, “era utilizada para designar a los sicarios, terroristas judíos armados de la sica, puñal curvo con el que destripaban a sus adversarios”. No era, pues, como se ha argüido, que el patronímico de Judas se debía a que era originario de un pueblo llamado Khariot[2]. Este Simón Iscariote –como hemos visto, viene de sica–, en una cuidosa interpretación de los versículos bíblicos hecha por Ambelain en su estudio, vendría a ser hermano de Jesús. Y aquí viene la sorpresa. Si el tal Simón era hermano de Jesús, y este tenía como hijo a Judas, ¿quién entonces entregó al Mesías a los romanos? Su sobrino; Judas, el traidor, habría sido su sobrino.

Llama la atención que Ambelain no figure en las bibliografías sobre Jesús y la familia sagrada aparecidas durante los últimos decenios, a pesar de ser un precursor, entre otros, de estos estudios. No aparece mencionado ni una sola vez en El enigma sagrado, El legado mesiánico y La conspiración del mar muerto de los autores M. Baigent, R. Leigh y H. Lincoln. ¿Cómo se explica esta omisión de un autor cuyos libros Jesús o el secreto mortal de los templarios, Los secretos del Gólgota y El hombre que creó a Jesucristo cuestionan una verdad establecida en el cristianismo y fueron tan best-sellers como los anteriores? ¿Celos? Alguien que conoce de estos temas me cuenta que esta postergación se debería a que Ambelain fue masón y que debido al contenido de sus investigaciones fue convenientemente silenciado. De cualquier forma, comparando ambas trilogías –la de los autores arriba citados y la de Ambelain–, las de este último salen ganando en cuanto a profundidad en el análisis y la meticulosidad en el cruce de información, deudoras ambas de la formación como historiador del autor. Aunque no se niega la calidad de los primeros, lo que hace Ambelain es confrontar fuentes oficiales y antiguas, haciéndolas “hablar” aprovechando sus penetrantes conocimientos en lenguas como el hebreo y el griego. Ambelain, pues, escribe su versión analítica de los textos del cristianismo con guantes de hielo, como por allí alguien sugirió se debía escribir la historia.   

El libro de Ambelain, por otra parte, tiene varias interpretaciones que no pueden gustar al hombre de fe. Por ejemplo, la famosa expresión “Hijo del Hombre” pronunciada por Jesús, según este autor, en un cotejo de la traducción del hebreo y el griego, escondería, encriptado, el nombre del causante de su paso por la tierra. Dejemos hablar a Ambelain sobre este punto crucial de su investigación: “Observaremos también que con frecuencia Jesús se hace llamar ‘hijo del hombre’. ¿Qué quiere decir con esto? Aquí abajo todos somos hijos del hombre. Es decir que, en hebreo bar-aisch no significa nada. Pero afortunadamente existe un vocablo para designar al hombre. El antiguo germánico conoce la palabra bar, que significa hombre libre, y ese término dio lugar a barón. El hebreo posee la palabra geber, que significa lo mismo, pero que tiene, además, el sentido de héroe. Por lo tanto, si traducimos, ‘hijo del hombre”, no por bar-aisch, sino por bar-geber, tenemos ‘hijo del hombre libre’, o ‘hijo del héroe’, características todas que se acomodan perfectamente a Judas de Gamala, ‘héroe del censo’, el hombre que llamó a Israel a la insurrección en nombre de Yavé…”

¿Y quién era este Judas de Gamala?

Ambelain da la respuesta en el texto: el padre de Jesús. Así lo dice: “Así pues, sería el ‘Héroe de Dios’ (Geber-ael) el que fecundaría a la joven virgen llamada María, pero en realidad no se trataría de un puro espíritu (porque Gabriel, arcángel, significa asimismo ‘héroe de Dios’), sino de un héroe en tres dimensiones, de un hombre en el sentido completo del término.” 

De esta manera, sustenta lo que expone en las primeras líneas de su libro: “La hipótesis de que Jesús era hijo de Judas el Galileo (Hechos, 5, 37), alías Judas de Gamala, o Judas el Galaunita, el héroe judío de la revolución del Censo, no es nueva. Ya resultaba molesta en los primeros siglos del cristianismo….”[3]

Sería extenso presentar todo lo que muestra Robert Ambelain en su explosivo trabajo (invitamos al lector, al respecto, a abrir su Biblia en Lucas, 19: 27-28, hecho notar por este). Nos hemos limitado a unos cuantos ejemplos. El lector debe juzgar por sí mismo (el libro circula libremente por la red). Lo que sí queda claro, es que Ambelain procede con honradez, vuelve de carne y hueso a un hombre desencarnado por los siglos en su análisis hermenéutico, y utiliza la lógica para hacerlo. Sin embargo, esto que puede ser entendido como una herejía, debe ser tomado como un reto para el creyente. Hay libros en la Biblia, como los salmos y proverbios, que son un bálsamo para el espíritu. En ese sentido se debe entender el mensaje de Cristo, y no en su historicidad, para no dejarse arrastrar por aguas torrentosas.

Freddy Molina Casusol
Lima, 19 de setiembre de 2016




[1] Ver entrada ‘María, la madre de Jesús’, en Diccionario de la Biblia, W.R.F. Browning, RBA, 2009. p. 301.
[2]  El Diccionario de la Biblia de Browning admite la posibilidad que “su sobrenombre pueda derivar del griego sikarios (=asesino)”, sin descartar que signifique ‘hombre de Kariot’. Ibíd., p. 264.
[3] La explicación de Joseph Ratzinger, intelectual de la Iglesia Católica y antecesor del actual papa Francisco, sobre esta misteriosa expresión, se puede tomar como referencia para tener una idea hasta donde han llevado los exegetas su interpretación. Ver Jesús de Nazareth, Joseph Ratzinger, Planeta, 2007, pp. 373-388.

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