jueves, 28 de agosto de 2025

«EL MUNDO ES ANCHO Y AJENO» VISTO POR TOMÁS ESCAJADILLO


ORIGINALMENTE formaba parte del cuerpo de la tesis, pero se desgajó para ser un libro independiente. El trabajo de Escajadillo no solo tuvo este hijo que salió a buscar su propio destino, sino que hubo otras partes que quisieron ser autónomas y encontraron espacio en otros proyectos editoriales que las acogieron. Así fue el caso de la parte correspondiente a López Albújar que la Conup publicó, la de Aves sin nido que una revista recogió, y el copioso y bien nutrido (por la información que procesaba) “Planteamiento General” que llamó sencillamente La narrativa indigenista, siendo la puerta de entrada de la tesis de Tomás Escajadillo: La narrativa indigenista: un planteamiento y ocho incisiones que nunca pudo salir en un solo volumen por lo abultada que era (se puede consultar en San Marcos sus seiscientas páginas). La muy importante “Meditación preliminar sobre José María Arguedas y el indigenismo” salió en el No. 13 de la Revista Peruana de Cultura, y el estudio referido a Ventura García Calderón en Narradores Peruanos del siglo XX (1994). Este hijo de Escajadillo, Alegría y el mundo es ancho y ajeno (1983)es responsabilidad del Instituto de Investigaciones Humanísticas de San Marcos. Destaca su prólogo. Escajadillo era muy meticuloso, exhaustivo, se empapaba con toda la información bibliográfica sobre el tema, la procesaba y exponía su parecer tanto en el texto como en las notas a pie de páginas, enjundiosas, que permitían percibir su vocación de investigador dedicado a la temática indigenista. Este prólogo arremete contra el escritor chileno José Donoso quien, en las líneas introductorias para una edición popular de El astillero, se interroga de cómo su autor, Juan Carlos Onetti, no pudo haber sido reconocido en el lejano 1941 cuando es derrotado por Ciro Alegría y su novela El mundo es ancho y ajeno cuando ambos novelistas midieron sus fuerzas escriturales en el concurso Farrar & Rinehart que premió al peruano. Escajadillo, dando un puntillazo, se encargó de aclararle al novelista chileno, “ya que tanto se escandalizaba”, que Alegría no le había ganado a El Astillero, publicada veinte años después, tampoco a Tierra de nadie (1941), sino a una novela menor, Tiempo de abrazar, que por esas fechas estaba inédita y Onetti se resistía a publicada (luego lo hizo y, realmente, comparándola con la del peruano, se entiende el por qué había perdido). El estudio de Escajadillo revela los mecanismos que estructuran la novela como el efecto de retardamiento del tiempo que el crítico ve como una estrategia del narrador, pero no así los críticos de Alegría quienes ven en esto un defecto. El propósito de esta técnica, entre otras mencionadas por Escajadillo –como el racconto–, es la de prodigar al relato de suspenso. El crítico Escajadillo no solo sale a defender la novela de Alegría, sino ante el acaparamiento de la atención en la figura de Arguedas, hunde la barreta para fundar los estudios sobre la obra del novelista norteño cuyo indio se diferenciaba del mostrado por el autor de Los ríos profundos. Escajadillo falleció hace algunos años, pero dejó un estudio clave para entender a Ciro Alegría, uno que lo va a sobrevivir en el tiempo.


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