viernes, 15 de junio de 2007

CINE, RACISMO Y OTROS ASUNTOS (sobre la cinematografía nacional)

LLAMÓ mi atención conocer que un profesor de la Universidad, Balmes Lozano, exponía y recomendaba a sus alumnos la lectura de un texto, Batallas del Cine Peruano, en el cual presenta sus puntos de vista sobre el cine y revela incisivas objeciones a las ideas de un conocido crítico y realizador José Carlos Huayhuaca, advirtiendo entre otras observaciones un trasfondo racista en sus apreciaciones.

De un taimado arbitraje

El método y los instrumentos teóricos de la crítica del cine peruano, tomados de un aprendizaje extranjero, son puestos en duda por el profesor Lozano, en el supuesto que estos códigos aplicados a los productos culturales carecen de validez.

De otro lado, a la no pretender hacer a un lado ni aceptar a priori estos conocimientos, nuestro astuto crítico pretende desempeñar, el conocido papel de árbitro, de mediador como centro hegemónico en una “batalla” que se incline a su favor. Precisemos: a favor del cine de referente andino como demostraremos a continuación.

De una desafortunada defensa

Balmes Lozano levanta la espada y asesta la primera estocada destacando “cierto temor” de Huayhuaca sobre la participación de indios y gamonales en el cine. Dice:


Uno de los críticos ha expresado su alarma ante películas con protagonistas indios y gamonales: hay en esto una regresión... un retroceso puesto que el indio volvió a ser visto como una figura romántica, un ser exótico.... gracias a la Escuela del Cusco, el cine en el Perú renació de un modo saludable y vigoroso, en cambio la vieja perspectiva indigenista entró en un período postrero[1]

Vamos profesor Balmes, relea de nuevo el texto del artículo “para hacer cine, ir al cine” de Huayhuaca, que Ud, mismo reproduce en el polémico libro que publicó[2]. La cita aludida tiene como motivación central una legítima preocupación acerca de las limitaciones estéticas que redundan en lo afectivo, sentimental, maniqueista, en el enfoque de lo andino por parte del movimiento indigenista, reconociendo Huayhuaca sus méritos por ser continuadores de un proyecto de liberación nacional, a partir de una reivindicación existencial y material del indio, de inspiración mariateguista[3].

Y con respecto de los mensajes retóricos que se reducen a lo panfletario y reiterativo al tratarse de la temática andina, Huayahuaca a nuestro modo de ver percibe con mayor amplitud esta cuestión sugiriendo un mejor tratamiento del tema, a partir de una visualización retrospectiva de Chambi como modelo ejemplarizador.

Sólo el notable arte fotográfico que Martín Chambi desarrolló en el Cusco, superó largamente esa perspectiva exterior y estereotipada donde el testimonio más profundo y amplio, al propio tiempo que directo inmediato y sin deformaciones interpretativas panfletarias, de la cultura andina en su integridad, incluyendo en ella como parte del mismo problema y sin satanizaciones fáciles al hacendado...[4]

Como vemos, hay un consentimiento explícito en la participación de los sujetos sociales (indios y hacendados), pertenecientes a la realidad andina en el arte fotográfico; por tanto se deduce por lógica, que en Huayhuaca no existe ninguna alarma de tenerlos como protagonistas en el cine.

De esta manera, creemos que el profesor Lozano, interpreta a su antojo citas, desfigurando la real intención de su autor con el fin de inclinar el peso de la balanza a su favor, en una defensa poco afortunada del cine de referente andino.

De un racista escondido y una cuestión en debate: contenido o forma en el cine

Por otro lado, ciertas apreciaciones de Huayhuaca, son criticadas severamente por Balmes, al observar un aparente trasfondo racista en ellas:

El crítico y realizador Huayhuaca ha escrito: "El cine campesino... se cree campesino en la medida en que su materia lo es, su paisaje, su anécdota, sus figurantes o extras y en algunos casos sus actores principales pero no la visión que lo informa. Sólo que estos mistis ya no son gamonales enemigos, sino cineastas que por razones estético sentimentales o políticas, simpatizan con los campesinos, en sus escenarios imponentes y sus fiestas exóticas, con sus ritos encantadores y sus luchas de reivindicación..."

Pareciera entre otras cosas que el crítico en cuestión esboza, una ironía de trasfondo racistas, tal vez involuntaria pero en todo caso colindantes con proposiciones vertidas en los primeros años del presente siglo[5].

Atendiendo a una lectura integral del texto del artículo: “Dilema del lenguaje o compromiso: El cine de Federico García”, del cual se extrae la cita, consideramos que Huayhuaca enrumba con bastante claridad sus observaciones en cuanto a la elaboración de un lenguaje que redimensione y supere la tendencia presente del cine campesino, que relega el tratamiento del problema sobre lenguaje cinematográfico a un último término, desplegando mayor atención al compromiso que adquiere el mensaje en el film.

Es en este sentido que Huayhuaca ironiza por la persistencia meláncolico-afectiva de ciertas aproximaciones al contexto andino de algunos cineastas, con un claro signo de apropiación política parcelada, sumado a un fingido mimetismo en los procesos culturales de las comunidades del ande.

Balmes Lozano asocia, también gratuitamente, a José Carlos Huayhuaca con propuestas defendidas a principios de siglo por determinados miembros de la generación del 900 (se deduce que a ellos se refiere en el último párrafo)[6].

Como sabemos, Riva Agüero, prominente personaje del 900, en el campo literario, se convirtió en exponente de una corriente que desdeñaba los valores culturales del campo indígena.

Conjuntamente con Víctor Andrés Belaunde integraron un movimiento llamado posteriormente “hispanismo”. Asimismo, ejercieron una notable influencia, principalmente el primero, sobre Raúl Porras Barrenechea que descargó sus iras sobre Guamán Poma de Ayala catalogándolo de “indio resentido y un autor folklorico”, tal como lo recoge en una ponencia José María Arguedas[7].

Escudados en una propuesta que pretende ser progresista (hay un reconocimiento del mestizo, pero que sirve –señala Arguedas– para desvalorizar el aporte del indio)

Existe en ellos un soterrado menosprecio de origen racial que aflora instintivamente en sus escritos.

Luego de esto juzgamos que carece de sentido el reproche de Balmes a Huayhuaca, pues no es en esa dirección que orienta sus impresiones e insistimos que enfoca sus opiniones (Huayhuaca) a un mejor manejo del tema.

Colocando como parangón a Arguedas dice:

Temo que esta errónea concepción presida el trabajo de los realizadores del cine llamado campesino, así como el literatura presidió el trabajo de los novelistas latinoamericanos de la tierra y el mundo indígena, que postulaba de un modo declamativo y externo, su urgente reivindicación, hasta que José María Arguedas revolucionó el género dándole por fin una verdadera penetración y expresividad respecto de aquellos pretéritos mundos –requisito sine que non para su real reivindicación– cuando entendió en gran medida de una elaboración a nivel de lenguaje, de la creación de un lenguaje otro...[8].

De esta forma desechamos la presentación que hace de él Balmes, como exponente de una “posición más prejuiciosa que la oligarquía de ese tiempo”[9]

De lo realmente propuesto y existente en José Carlos Huayhuaca

Viejas controversias de antaño son traídas a colación por Balmes Lozano, teniendo como soporte puntos de vista literarios, en lo que respecta a la narrativa indigenista y como telón de fondo ciertas críticas de cine actuales vertidas por Huayhuaca:

La polémica giraba entonces en los tópicos que la crítica de cine recientemente ha planteado.

a) que los textos no son producidos por los pueblos indígenas.
b) que estos tratos no guardan un mínimo de legitimidad dado que son producidos por mestizos y con una visión exterior
 [10]

Huayhuaca a simple vista coincide aparentemente con los tópicos expuestos por Balmes Lozano. PERO la connotación dada por éste es de transmitir la autenticidad de la identidad campesina y no canalizar sus aspiraciones y deseos instrumentalizando sus referentes convirtiéndose casi instantáneamente en sus voceros, sin formar parte sustancial del proceso que sufre su entorno.

Ciertamente, Huayhuaca desautoriza la hechura con la cual es confeccionada las realizaciones de acento campesino, pero no descarta la posibilidad de desarrollo de esta nueva vertiente, a partir de un nuevo abordamiento de la problemática del ande, incidiendo para esto en un tratamiento estructural, que no descuide contenidos, ni recaiga en acercamientos simplistas, compaginando la labor creativa resueltamente en la esencia y la forma para su acabado final.

Lo realmente propuesto por Huayhuaca para el cine campesino está resumido en estas líneas que comprenden el final del “Caso Huayanay”:

Esta secuencia final del Caso Huayanay reaviva mi tambaleante fe en el cine campesino. Si en sus películas posteriores García siguiera por esta brecha abierta por él mismo, seré el primero en aplaudirlo. Un cine campesino sin folclorismo ni música de protesta, sin tics ni amaneramientos eisenstenianos, sin simplismos ni prejuicios ideológicos, sin acusaciones ni defensas apriorísticas, sino que se aboque a comprender (esto es a mostrar), cómo son posibles tal conducta y tal hecho, cuál es el sistema de relaciones sociales, cuál es la ideología que los ha generado[11]

Por ahora, no consideramos nada definitivo, pues hay mucho que descubrir e investigar, pero apostamos por un cine latinoamericano libre de todo tipo de ataduras, liberador y sin aprisionamientos mentales.

Lima, octubre de 1990

* Publicado en el diario El Peruano (07/06/91)

Crédito de la imagen: http://www.intergaleria.es/images/obras/77/oleos/foto%2001-m-600-op.jpg

[1] "El Cine Peruano. Batallas del Cine Peruano, acerca de la crítica y las películas de referente andino". Balmes Lozano, 1989, p. 154.
[2] Ver Caretas No. 1091, p. 8.
[3] "El Cine Peruano. Para hacer cine, ir al cine". J.C. Huayhuaca, p. 78.
[4] Ibid, p. 78.
[5] "El Cine Peruano. Batallas...", p.157
[6] Sobre la generación del novecientos ver la última entrega de Luis Loayza, en Hueso Húmero de Ediciones (Sobre el 900, 1990, 160 p.)
[7] Ver Indios, Mestizos y Señores. Razón de ser del Indígenismo. J.M. Arguedas, Editorial Horizonte, pp. 11-14.
[8] "El Cine Peruano. Para hacer...", p.127.
[9] "El Cine Peruano. Batallas...", p.157.
[10] Ibid. p.157.
[11] "El Cine Peruano. Dilema del Lenguaje o el Compromiso. El cine de Federico García". José Carlos Huayhuaca, p. 133. También en El Enigma de la Pantalla, José Carlos Huayhuaca, Univ. de Lima, p. 78. 

 


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